¡Las canicas son lentes de alto rendimiento! Aprende cómo funcionan la luz y el ojo usando una simple canica
Soy Ken Kuwako, “Science Trainer”. ¡Cada día es un experimento!
Experimentos con una canica como lente
Solo necesitas una cosa: una canica transparente (lo ideal es una por persona). En mis clases, suelo comprar un paquete grande para repartir entre todos los alumnos. Lo mejor de este experimento es que es muy económico y fácil de preparar.
Experimento 1: Concentrar la luz para crear una “imagen real”
Primero, coloca la canica sobre un papel blanco y levántala ligeramente. Si lo haces bajo una luz de techo, como un fluorescente, encontrarás un punto donde la luz que atraviesa la canica se proyecta nítidamente sobre el papel.
Aunque en la foto no se aprecia bien, el fluorescente se refleja en el papel.
Fue un poco difícil de fotografiar, pero a simple vista se ve claramente la forma del fluorescente proyectada en el papel. Esto es lo que llamamos una “imagen real”. Al ser esférica, la canica actúa como una “lente convexa” de gran potencia. Al concentrar la luz en un solo punto, consigue proyectar la imagen del fluorescente lejano sobre el papel. Es exactamente el mismo principio que utilizan nuestros ojos o las cámaras para capturar imágenes.
Experimento 2: Una lupa para ampliar letras
Ahora, prueba a pegar la canica directamente sobre las letras de un papel impreso. ¡Verás cómo se transforma en una lupa al instante!
¿Qué te parece? ¡El carácter “大” (grande) se ha ampliado unas cuatro veces! Cuando miramos un objeto con la lente muy cerca, lo que vemos es una “imagen virtual” ampliada. Las gafas de lectura y los microscopios también aprovechan esta propiedad.
Experimento 3: ¿El mundo al revés? La “imagen real invertida”
Por último, levanta la canica lentamente sobre las letras. Al superar cierta altura, ocurrirá algo sorprendente.
¿Te has dado cuenta? Ahora las letras están invertidas, tanto de arriba abajo como de izquierda a derecha. Fíjate en cómo la letra “F” de la imagen está al revés. Cuando nos alejamos cierta distancia de la lente (la canica), las trayectorias de la luz se cruzan y la imagen se invierte.
De hecho, la imagen que se proyecta en nuestra retina también está invertida originalmente. Es nuestro cerebro el que la corrige instantáneamente para que veamos el mundo al derecho. ¡Es increíble que con una simple canica podamos experimentar cómo funcionan nuestros propios ojos! Cuando les doy una a mis alumnos, todos se quedan fascinados mirando cosas a través de ella y empiezan a jugar. Creo firmemente que este “juego” es la puerta de entrada al interés por la ciencia. Como las canicas son baratas y fáciles de conseguir, os animo a probarlo tanto en el aula como en casa.
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