¡No es solo una hoja! El secreto de los “puntos rojos” escondidos en las hojas de cerezo y su alianza con las hormigas

Soy Ken Kuwako, Entrenador de Ciencias. ¡Cada día es un experimento!

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Cuando pensamos en la temporada de hanami (contemplación de los cerezos), la estrella principal son, por supuesto, sus hermosos pétalos. Pero, ¿alguna vez te has detenido a observar detenidamente las “hojas” que sostienen a esa estrella una vez que las flores se caen? Podrías pensar: “Bah, es solo una hoja común y corriente”. Sin embargo, esta hoja de cerezo tan ordinaria es el mejor “mapa del tesoro” para que un estudiante de primer año de secundaria se adentre en el mundo de la ciencia. ¿Por qué una simple hoja verde es el tema perfecto para comenzar una clase de ciencias? Vamos a descubrir su secreto.

El mejor material didáctico para desarrollar la “Capacidad de Observación”

Cuando empiezan mis clases de ciencias con alumnos de primer año de secundaria, lo primero que les pido es que hagan un “boceto” o “dibujo de observación”. Esta es una oportunidad de oro para entrenar los fundamentos de la ciencia: “la observación” y “el registro”.

Sin embargo, es un hecho que la elección del tema inicial puede marcar una gran diferencia en la “capacidad de observación” y la “curiosidad” de los estudiantes. Por eso, lo que recomiendo encarecidamente es la “hoja de cerezo”.

La hoja de cerezo es algo muy familiar que se ve por todas partes desde la primavera hasta principios del verano. Los alumnos se sienten cómodos al pensar: “Ya lo he visto, debe ser fácil”, y por eso es ideal como material de introducción.

¡No son solo unos bordes dentados! Una serie de pequeños interrogantes

Pero aquí viene la parte interesante. Una vez que les pido que dibujen, los estudiantes empiezan a encontrarse con pequeños “descubrimientos” uno tras otro y se detienen. Por ejemplo, el borde dentado de la hoja. Creían que eran solo unas simples puntas, pero si se fijan bien, se dan cuenta de que no son perfectamente simétricas a izquierda y derecha, sino que tienen irregularidades.

La forma en que corren las venas también parece regular desde el centro, pero en realidad tienen bastante personalidad. ¡Incluso hay ejemplares cuya punta de la hoja está doblada de una forma extraña, como si fuera un mechón de pelo al levantarse!

El secreto de las “bolitas rojas” que esconde la hoja

Y lo que es más importante, hay un gran descubrimiento que capta la atención de la mayoría de los estudiantes: la observación de que “¡hay algo parecido a una bolita roja entre la hoja y el tallo!”

Esto es un órgano especial llamado “nectario extrafloral” (glándula de néctar). Parece una pequeña habichuela roja, y los estudiantes con buena capacidad de observación lo notan de inmediato. Al realizar la tarea de “mirar detenidamente” a través del boceto, se dan cuenta por primera vez de esta misteriosa bolita, y la pregunta “¿Qué es esto?” surge de forma natural. A partir de ahí, comienza la actividad de investigación científica: buscar información y formular hipótesis.

La asombrosa estrategia de supervivencia: El cerezo “contrata” hormigas

En clase, no doy la respuesta de inmediato (les digo: “¡Qué buena observación! Investígalo más tarde”). Sin embargo, como profesor, conocer la impresionante historia que hay detrás de esto te permite transmitir la fascinación de la ciencia con mayor profundidad. De hecho, este nectario extrafloral es la “recompensa” que el cerezo ofrece para “contratar guardaespaldas”.

Del nectario sale néctar dulce. Las “hormigas” se sienten atraídas por él y acuden. A cambio de la miel, cuando las hormigas detectan a un enemigo natural (como las orugas del género Stauropus o similares) que viene a comerse la hoja de cerezo, ¡lo atacan y lo ahuyentan!

El maravilloso drama de la naturaleza, llamado “simbiosis”, donde plantas e insectos se benefician mutuamente y se ayudan… ¡estaba oculto en esa pequeña bolita roja! Esta foto, que pude tomar por casualidad, muestra una hormiga llegando al nectario para (¿beber?) el néctar.

Si conseguimos que los estudiantes piensen “¡Qué fascinante es la naturaleza!” y “¡Quiero saber más!” simplemente observando detenidamente algo que ven a diario, esa clase es un éxito rotundo. Es maravilloso que se den cuenta de que el boceto no es solo dibujar, sino la puerta de entrada a la ciencia, generadora de descubrimientos y asombro.

Claves para la preparación de la clase

  • Materiales a utilizar: Una hoja fresca de cerezo (que no esté mustia), recolectada preferiblemente ese mismo día. Con una hoja para cada dos alumnos es suficiente.

  • Lupa, papel de dibujo y lápiz.
  • Instrucciones: Pídeles que dibujen la hoja de cerezo durante 5 minutos. Después, compartan los descubrimientos que hayan hecho en clase.

Antes de la observación, reserva un tiempo para preguntar: “¿En qué podemos fijarnos?”.

  • Para que todo fluya, indica unos cuantos puntos clave de observación, como el borde de la hoja, las venas y la unión con el tallo.
  • Si un alumno nota el nectario, alábalo diciendo “¡Qué buena perspectiva!” y anima al resto a buscarlo. ¡Esto levantará el ánimo de toda la clase!

Busquemos dar una clase en la que los alumnos experimenten por sí mismos lo divertido que es “observar y dibujar”. La hoja de cerezo es el material perfecto para este primer paso, es el “libro de texto de la naturaleza cotidiana”. Las claves para dibujar en ciencia las dejaremos para la próxima, pero te sugiero que, al menos, empieces con un boceto de unos 5 minutos.

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